Días de ensueño en La Barqueta
Estimados lectores ante todo pediros perdón por mi desconexión en el gran blog de mi querido amigo Dan, es cierto que el proyecto que ha llevado a cabo desde la creación de este ha ido creciendo y yo he aportado siempre que he podido mi granito de arena con toda la buena voluntad, al igual que las de los demás colaboradores y cómo no con el gran esfuerzo de Daniel, pero es cierto que llevo una temporada con poco tiempo para sentarme a escribir.
Hoy me gustaría compartir con todos vosotros una jornada muy especial para mí, por un lado, porque en el sitio que se realizó había hasta soñado con pescarlo. Lo había visitado varias veces por trabajo, visto muchos vídeos, pero nunca la había pescado. Por otro lado, hay que comentar que fue especial sobre todo por la compañía que tuve ese día y por el gran aprendizaje que pude adquirir.
La jornada que quería compartir con todos ustedes se desarrolló en el famoso escenario de la Barqueta, bajo mi punto de vista de los mejores escenarios que he pisado en mi vida por varios motivos: la recta que predispone gran igualdad, cómo por la gran cantidad y calidad de peces, cómo la variedad de modalidades que puedes plantear en una competición hace que sea un escenario único en el mundo. Para más detalles del escenario os recomiendo el post que escribió mi compi Valerio.
Ese día prácticamente no necesité despertador para levantarme, no dormí de la emoción que tenía. El objetivo de la jornada era pescar los grandes misiles del Guadalquivir a enchufable. La jornada empezó pronto a las 5:30 Moisés y yo nos levantamos y fuimos a desayunar para recargar pilas y coger puestos, ya que era el día de Andalucía y se preveía overbooking, que finalmente fue así.
A las 7 y algo ya estábamos prácticamente montados, pero la Barqueta estaba a oscuras todavía, sin duda una gran imagen para el recuerdo. Antes de todavía amanecer se incorporo a pescar con nosotros el gran Maestro Chano un buen conocedor de la Barqueta y apasionado de los barbos.
Como el objetivo era claro no montamos gran cantidad de parafernalia, la verdad que la pesca que íbamos hacer era “aparentemente muy simple”, montamos las veletas alargadas que veis en las imágenes en 0,8 , 1 , 2 y 3 gramos, estás veletas nos permiten hacer caídas muy lentas, ideales para provocar la picada de los desconfiados barbos. Estas veletas iban montadas en una línea del 0.22 con anzuelos sin muerte del número 18 montados en bajos de 0.18 de 30 cm de largo.
Respecto a los cebos mi amigo Moisés compro un saco de cañamón, del que cocimos unos 6 kilos para tirar con el tirador, de cebo en el anzuelo usaríamos Berza y gusano. La jornada empezó con una tertulia entre los pescadores que estaban montando y los que ya habíamos montado decidimos esperar para comenzar todos a la vez.
La mañana arranco fría, una vez iniciada la pesca a los 15 minutos pude clavar mi primer barbo que solo tardó 15 segundos en partirme el bajo que salió destrozado debido al roce con el mejillón cebra que hay en el fondo.
Continué cebando con tiradores de cañamón y provocaciones lentas y continuas, lentas y continuas, con lo que conseguí pinchar otro barbo que tampoco logré sacar. Tras esto seguí con la misma dinámica un buen rato, debido a que esta pesca es así. Ya llevábamos una hora de pesca, el compañero Chano había clavado ya tres barbos y los había sacado por lo que decidí estirar las piernas y ponerme un rato detrás de él para aprender.
La verdad que estuve un buen rato observando que era lo que hacía él respecto a lo que hacía yo y pude notar que a pesar de usar el mismo flotador que yo y un montaje similar sus provocaciones eran perfectas, alineadas y sincronizadas al igual que el ritmo que tenía de cebado y su precisión no era la misma que la que tenía yo, denotaba una gran experiencia en esta pesca, algo que para mí era nuevo, ¡y lo que me queda por aprender! Todo esto junto con sus gomas de 1.8 de 5 metros lograba dominar a los barbos.
Tras darme una masterclass el amigo Chano me ofreció pescar en su puesto y corregirme los fallos que estaba teniendo, tras ponerme y estar un rato pude clavar un par de peces, el primero fue una carpa que se desclavo en la orilla y el segundo fue un barbo que me partió por encima de la lazada del anzuelo. La verdad que el día pintaba bastante mal todavía no había logrado sacar un pez, pero no desistí.
Tras esto volví a mi puesto y Moi decidió estar conmigo cebándome cañamón constante hasta que lograra sacar un barbo, tras esto pude pinchar otro que, aunque no os lo creáis ¡Me partió el anzuelo! Ya no sabíamos que hacer, así que nos lo tomamos a risa y seguimos intentándolo, tras esto logré pinchar otro barbo, y ¡Por fin logré sacarlo! Era un barbo de 1 kilo y medio que despertó las risas de todos los que estábamos ¡Había sacado el barbo más pequeño de La Barqueta!
Después de sacar mi primer barbo decidimos parar a comer y recuperar fuerzas, puesto que debido al desastre de la mañana queríamos intentar mejorar el resultado por la tarde. El día se fue calentando y pasamos de estar con frio y sudadera a estar en manga corta con calor, esto lo notaron los barbos. Decidimos reanudar la jornada la que pudimos disfrutar de una jornada inolvidable, ya que tanto Moisés como yo pinchábamos barbos que al final sacábamos de una forma continuada, barbo tras barbo con sus respectivas grandes luchas se nos pasó la tarde en un suspiro y dimos la jornada por finalizada haciendo la foto para el recuerdo y devolviendo los peces a su entorno.
En definitiva, una jornada que jamás olvidaré no solo por la pesca tan bonita y agotadora que fue sino por la gran convivencia que pude tener esos días con mis amigos Sevillanos, toda la familia de Moisés nos trató como uno más y se preocupó de que no nos faltará de nada, ¡Así da gusto!¡Sin duda volveré!
Por último, me gustaría dedicar este post a un compañero de orilla que ya no está entre
nosotros, quizás la pesca como he intentado transmitir en este post es más que solo sacar
peces, significa entablar nuevas amistades y aprender unos de otros en las convivencias que
suceden. Agustín Laredo te echaremos mucho de menos en la pesca de competición y en esas
tertulias que teníamos tras las jornadas, al final es lo que nos tenemos que llevar de todo esto.
Mucho ánimo a la familia Laredo que siempre me ha tratado con una sonrisa al igual que
Deportes Florida.
Los barbos y los alburnos de la Calle Tilos así como todos los que te conocíamos jamás te
olvidaremos.
Texto: Víctor R. Fotos: Víctor R.
Felicidades
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