Valerio Chumillas: Iberian Master XIII
Después de la crónica del Iberian Master XIII que nos brindó Valerio, en esta ocasión os traemos su experiencia personal: el Iberian Master visto desde dentro. Dos días de entrenamientos y tres días de competición con todo lujo de detalles.
En la primera parte de la crónica
del Iberian (ver aquí) he querido mantenerme distante, narrar desde la distancia lo que ha
sido el Iberian sin entrar en valoraciones o sentimientos personales, no suelen
ser así mis crónicas pero en este caso quería enfocar desde los dos ángulos el
artículo por miedo a que el enfoque subjetivo devorara el propio evento.
Este año cumplía uno de mis sueños, algo que hace unos años se me antojaba imposible y que este año se hacía realidad. Hace mucho tiempo que sigo el Iberian, casi desde sus primeras ediciones tan bien comentadas por los vídeos de aquel añorado foro del Club de Pesca de Butarque, años después lo visité varias veces como espectador y las últimas ediciones las iba siguiendo minuto a minuto al tener varios amigos participando en ellas. Para mí, hablar de pescadores del Iberian Master era como hablar de Dioses de este deporte, bien es cierto que han pasado los mejores pescadores de Europa por estas aguas, ha habido ediciones con un nivel absolutamente impresionante, varios campeones del mundo y siempre lo mejor de nuestro país. El Iberian cambió, no llego a entender si porque “pasó de moda” o por qué pero es cierto que el nivel ha bajado, ojo, sigue habiendo un nivel muy alto, altísimo, pero no el que había antes, me atrevo a decir que antes había más nivel en el Iberian Máster que en el propio Mundial.
Sea como fuere este año iba a
pescarlo, nos habíamos juntado medio equipo con ganas de pescarlo así que al ir
en grupo todo pintaba mejor, los días previos fueron un sin parar de preparar
cosas, un poco a ciegas al no haber competido nunca en Fortaleny, queríamos
saber todo antes de llegar y cosíamos a preguntas a Mario Mateos y Sergio Íñigo
los cuales ya tenían experiencia en el evento. Aun así nunca es lo mismo que te
lo cuenten a vivirlo tú.
El martes 27 de febrero, por la
tarde y con la compañía de la nieve varios cientos de kilómetros empezaba el
viaje, la idea era entrenar dos días antes de la competición y con ello sacar
las máximas conclusiones posibles y adaptarse al escenario. Éramos cinco amigos
dispuestos a entrenar en plan equipo esta competición aunque fuera un torneo
individual, con ello todos salíamos ganando. Con las pilas bien cargadas y la
ilusión a tope el miércoles 28 empezamos los entrenamientos, al no conocer bien
el escenario resulta que cogimos los peores puestos del río, dos de ellos
repletos de enganches al atravesar una tubería el río en esa zona, la sorpresa
fue aún mayor al comprobar que los peces no picaban, no nos picaban ni a
nosotros ni a nadie, sabíamos por los resultados de la liga de invierno que la
cosa iba a estar dura, pero no estaba dura, estaba durísima…
Nadie de los nuestros dio con los
peces ese día, yo no vi ni picada a la enchufable y pescando con boloñesa
pinché tres carpas de buen tamaño pero ya ese día fui consciente de lo que
querían los peces en la pesca con carrete, Fortaleny tiene un escalón como de
un metro en la orilla de enfrente, es decir, pegado al cañizo hay un metro
menos de profundidad que si te separas del cañizo unos dos metros donde la
profundidad ya es similar a la que hay en mitad del río. La teoría dice que si
la pesca va de carpines se debe hacer justo debajo del escalón y si va de
carpas debe hacerse encima del escalón, los carpines comen bien a la pasada y
las carpas desean el cebo más estático, en este caso los peces querían comer
totalmente estático. Con el tiro que había, para unos 5 gr de piruleta, era
difícil pescar con carrete estático si pescábamos legal, sin apoyar más plomo
del debido, ya en este primer día de entrenamiento vi que si apoyaba más de la
cuenta los peces comían pero obviamente descarté esta pesca por no ser legal e
intenté buscar soluciones para intentar conseguir picadas. Descarté también la
inglesa, la cual no salió de la funda en los entrenamientos, pues con tanto tiro
veía que era mejor la pesca con boloñesa para evitar que la comba te sacara el
flotador del sitio. Craso error descartar la inglesa, en una competición así no
hay que descartar nada.
El segundo día de entrenamiento,
ya con el río más poblado de pescadores, se repitió la historia, muy pocos
peces a enchufable, esta vez decidí hacer una prueba extraña a la enchufable,
resulta que teníamos unos peces apáticos que comían sin voracidad y querían un
cebo estático, para poder sacar algún pez pensé que la mejor manera sería
pescar con un flotador más grande de lo que la corriente pedía y un cebo muy
poco apoyado, fue así como ese día conseguí ver más picadas que el resto de la
gente con la enchufable (flotador Cralusso Ray de 12 gr, creo que el ideal es
el Spinakker de Colmic por tener la antena más fina, con plomos de toque
potentes montado en una línea del 0,18 del X5000 con bajos de línea del 0,16
del fluorocarbono Secol y como anzuelo un Hayabusa 122 del nº14 para pinchar un
grano de maíz), en la pesca con carrete no daba con la clave, no me encontraba
cómodo ajustando el lance en la otra orilla y aunque hacía el cebado de inicio
por debajo del escalón nadie daba con los peces ahí, aunque fueran carpines la
gente los cogía encima del escalón.
Uno de los fallos grandes que
tuve en el montaje de las cañas de carrete fue marcar la distancia. Cuando
pesco a inglesa en embalse, donde suelo hacerlo, considero fundamental marcar
en todas mis cañas la distancia de pesca con un backing de cola de rata, esto
lo hago entresacando algunas hebras del backing para dejarlo más fino y
haciendo un nudo encima de la línea de inglesa, mi inexperiencia en la pesca en
un escenario como Fortaleny donde tenemos un obstáculo en la orilla de
enfrente, me hizo marcar las cañas para poder pescar a la pasada siempre a la
misma distancia, el rozamiento del nylon con este nudito me imposibilitaba
ajustar el lance pues el nudo se enganchaba muchas veces y el lance no llegaba
a su sitio, entonces al siguiente lance hacías un poco más de fuerza y enganchabas
la espadaña, esto no era sólo peligroso por el tema de romper la línea sino
porque cada enganchón y sacudida de la espadaña era una bonita manera de
espantar los peces que hubiera en el puesto. Demasiados errores en la pesca con
carrete…
Este segundo día, a mi lado
entrenó Roberto Rodríguez, él por la tarde tubo media hora muy buena de
carpines con la inglesa pescando pegado a la espadaña, yo a su lado era como un
niño pequeño, no era capaz de colocar el flotador donde él y no era capaz de
ver picadas, con el cebado también había que ser muy exacto, cada bola que caía
dentro de la espadaña era una bomba pues los peces no iban a salir a buscar
comida de la espadaña si el pescador se la echaba allí dentro, las bolas que se
quedaban cortas era como si no las tiraras pues caían debajo del escalón, había
que ser extremadamente preciso y para eso hay que estar concentrado y tener experiencia en este tipo de pesca.
La paella del jueves fue un acto
genial, no solo por lo riquísima que estaba sino por el ambiente de camaradería
que se vivía, da gusto ver ese hermanamiento entre gente de tan diversos países
unidos por la afición a la pesca, esto es el Iberian señores. Quiero destacar
de este día un hecho sin importancia pero muy simbólico de lo cuidado que está
el pescador en este evento, estando comiendo, comenzó a llover, era un fastidio
levantarse pero quería seguir pescando un rato por la tarde y fui a mi puesto
para poner el paraguas y resguardar los cebos, mi sorpresa fue enorme al llegar
al puesto pues observé como la gente de la organización iba puesto por puesto
protegiendo de la lluvia los cebos de todos los competidores, esto sólo ocurre
en este evento, por esto entre otras cosas el Iberian tiene la fama que tiene.
Llegaba la competición y no teníamos
nada claro, comentando las conclusiones de los entrenamientos vimos que había
que afinar un poco más los bajos y el tamaño de los anzuelos y que pescar
pesado y poco apoyado podía ser una buena opción, también vimos que el ritmo de
encolado debía ser alto pues los peces eran muy grandes y al entrar al puesto
te lo dejaban limpio en un santiamén sin darte cuenta.
La mañana del viernes amanecía con buen
tiempo, sin aire y aunque amenazaba lluvia los pronósticos decían que de
producirse sería sin intensidad, reparto de acreditaciones en el sorteo y a
coger puesto, en este caso me tocó el B4, justo debajo de la escuela de pesca,
puestos limpios de enganche y de los deseados por los competidores, un poco de
presión al ver quien me había tocado a izquierda y a derecha, Rafa Oviedo y
Luis Tamarit eran mis escoltas, ambos han ganado el Iberian en una ocasión y
son siempre de los favoritos, no sabría si iba a estar a su altura o si me iba
a ver arrasado por ellos. Opté por hacer tres puestos en el cebado de inicio,
todo con copela en los dos puestos de la enchufable, a 13 metros y en la orilla
al quinto tramo, y el puesto de la inglesa cabezón de mí, por debajo del
escalón. Comenzó la manga y pronto Sergio
Íñigo en la semipunta empezó a pinchar peces, no tardó mucho tampoco Oviedo en
coger la primera carpa, empezaba a inquietarme la ausencia de peces en mi
puesto pues todos mis compañeros de la izquierda iban viendo picadas, observé
la pesca de Oviedo y me percaté de un detalle que faltaba para hacer buena mi
estrategia, si los peces estaban tan apáticos y costaba ver tanto las picadas,
sin duda había que tarar al máximo la antena del flotador para percibir
cualquier toque, el detalle resultó ser importante, pronto clavé mi primera
carpa, parecía ser un buen pez, invadí el puesto de Oviedo, habíamos hablado
antes de la manga de que en caso de que se cruzaran los peces íbamos a ser
caballerosos y a levantar la caña, Oviedo cumplió su palabra pero al levantar
la línea enganchó la mía, pacientemente y sin ningún tipo de queja esperó a que
yo sacara el pez y me instó a que lo metiera en el rejón sin ninguna pega a
pesar del cruce de líneas, bravo por tu deportividad Rafa.
Siguió la manga con algún pez más
suelto, todos con mi línea mágica, la única que me ha dado peces a enchufable
este Iberian y ya en la última hora los peces se metieron a comer con más
ritmo, fue una pasada de manga, la disfruté un montón, casi daba igual el
resultado final, sabía que había pescado bien y sabía que estaba arriba, dudaba
entre segundo o tercero pues había empatado a peces con Oviedo y tampoco me
fiaba de si alguien más se me había podido despistar y podía estar a la par con
nosotros. Al final un segundo de sector con 16 kg que me resultaba casi difícil
de creer y que resultaba aún más dulce al hacer mi amigo y compañero Sergio
Íñigo el primero de sector. Hablando con los compañeros al
terminar la manga me di cuenta de que había pescado en el sector privilegiado,
el único que había dado peces a enchufable en unos cuantos puestos. Pensé
bueno, ya hemos librado el día difícil, ya mañana picarán los peces en todas
las zonas, hoy se han cebado todos los puestos y mañana tienen que picar…Que
gran error…
El sorteo del sábado no fue tan
benevolente, me tocó el D3, yo sabía que teníamos bien cogida la pesca de enchufable,
todos los compañeros del equipo que habíamos tenido peces a la enchufable el
primer día habíamos estado arriba, pero también era consciente de que no tenía
plan B… Tenía una buena referencia en el
D5, Mario Mateos, ver cómo iba planteando él la manga me podía abrir la mente,
todos comenzamos con la enchufable y muy pronto zas picada, goma saliendo y
carpa a la sacadera, no de un tamaño excesivo pero era un buen principio para
lo parado que estaba todo, volví a meter la caña pero no tenía más actividad en
el puesto, pasaba el tiempo y allí nadie sacaba nada, sólo el punta de abajo
que se iba destacando poco a poco y algún pez suelto como el mío, de repente
todos poco a poco fuimos pensando en el alburno, estaban ahí, en el puesto de
la enchufable, no eran fáciles pero estaban ahí, son mangas largas y nunca
sabes cómo va a evolucionar la pesca pero sobre todo los que no llevaban ningún
pez empezaron a pescarlos, mi cabeza era un mar de dudas, la boloñesa no daba
peces, la enchufable tampoco, el alburno parecía una apuesta cobarde llevando
un pez, era como firmar que no iba a hacer un buen resultado, cambiaba
demasiado rápido de idea, un rato pescaba unos cuantos alburnos a enchufable,
mal pescados pues no llevaba nada montado para ellos, otro error estando tan
dura la pesca, luego recurría a la boloñesa, luego volvía a buscar alguna
picada de pez grande con la enchufable, un descontrol, demasiado aturdido y
desesperado por la falta de peces. En medio de la locura hasta intenté pescar
alburnos con pardillera por ver unas cuantas capturas al húngaro que tenía a mi
derecha pero en lo que tardé en montar una caña y hacer algo de engodo de
alburno dejaron de picarle a él…
Poco a poco se extinguía el
tiempo y quien más y quien menos iba rascando algún pez grande en la orilla de
enfrente, de repente en dos minutos se produjeron cinco o seis capturas en la
orilla de enfrente y todos nos metimos allí a intentar rascar algo, fue
increíble, pero duró tan sólo unos minutos, no llego a entenderlo… Fue una
manga agónica, dura, ideal para gente experimentada como Mario que “esperó”
hasta que faltaban 6 minutos para sacar ese carpín a boloñesa que junto con los
alburnos que había rascado le daban vida y le dieron un 6 en el sector. Todo
era un poco producto del azar, allí no había peces y el que capturaba uno era
casi ocasionalmente, creo que quitando el punta nadie consiguió más de dos
peces grandes así que al final los alburnos y sobretodo el tamaño del pez
grande que hubieras sacado determinaba tu clasificación, yo me llevé 9 puntos
de esta manga, un varapalo que me dejaba sin opciones de triunfo pero tal y
como estaba de repartido todo con opciones de estar entre los 10 primeros
probablemente con un buen resultado el domingo. No pesqué bien, dudé demasiado,
era lógico dudar pero yo dudé de todo, hasta de cosas que tenía claras hasta
esa manga como la cantidad de cebado…
El domingo tocaba rematar la
faena, moralmente me había recuperado de la mala manga del sábado y estaba
deseoso de caer en una zona con peces para todos y poderme defender así, no
quería otra manga de ratonear, no me iba bien, en este caso prefería que
hubiera peces a la enchufable para todo el mundo pues me había adaptado muy
bien a esa pesca, no perdía peces y cuando había pesca yo sabía cogerlos. Me tocó el C2, puesto de Sergio
de la manga anterior, él había salvado un 4 con la enchufable, sabía también
que el punta no me podía ganar nunca con la vara pues su puesto era un infierno
de piedras, por tanto prácticamente era yo el punta para pescar con enchufable,
sondeé con calma y vi que el puesto estaba con una inclinación grande hacia la
derecha, tanto es así que Roberto Rodríguez en el C3 tuvo que montar las líneas
al sexto tramo, decidí pescarlo hacía la zona más profunda que me daba el manos
libres, buscando dónde hacer el puesto de corto vi que al séptimo tramo había
una zona aún más profunda que a 13 metros y encima plana, parecía un sitio
perfecto y decidí hacer puesto ahí y a 13 metros, nunca sabremos si fue un
acierto… El puesto de la inglesa como siempre no me dio tiempo a hacerlo en los
10 minutos de cebado y decidí hacerlo a mano por debajo del escalón, nuevamente
me empeñaba en hacer salir a los peces de la espadaña, esta vez forzado pues
preveía y en eso acerté, que uno de los momentos en los que era más fácil
encontrar peces a la enchufable era al arranque de la manga y no quería que la
primera picada me cogiera con el tirador en la mano. Me aceleré y cebé a mano.
Arranqué la manga a la enchufable
sin mi línea mágica, contaminado por la mala experiencia del día anterior, el
tiro había ido aflojando y empezaba a pensar que ya ese flotador era realmente
demasiado grande. Comencé por tanto con uno, más grande de lo que pedía la
corriente pero no tan grande, sondeado justo sin apoyar el plomo de toque, vi
dos picadas que fallé, reaccioné rápido y metía la línea mágica y zas picada y
pez, pero resultó ser una carpa de poco más de un kilo, esto me recordó el
trauma de la manga anterior en la que el tamaño de mi carpa respecto a las
demás me hizo perder varios puntos, seguí con la enchufable pero ya no volví a
ver más picadas.
Roberto a mi lado hizo una buena
primera hora pescando carpines pegado a la espadaña, decidí entonces meterme
dentro a pescar con carrete, tener a alguien al lado que pesca realmente bien a
inglesa me hizo exigirme más y ajustar los lances, no di la talla, tenía además
una línea cruzada en la que enganchaba con frecuencia y que no vi sondeando, yo
me dejé otra línea enganchada en esa y tuve que abandonar ese puesto y ponerme
a pescar un poco más a la derecha, desmonté otra inglesa enganchada en la
espadaña, un desastre sin igual, volví a la enchufable y nada, conseguí sacar
un carpín con la boloñesa en medio del despropósito, para mi desgracia no
pesaba ni medio kilo, volví a apostar horas enteras a la enchufable y nada,
allí no había nada que hacer ya, en el sector a la mayoría de la gente no le
iban mejor las cosas, había tres personas que sí tenían varios peces pero el
resto estábamos todos con dos peces, yo sabía que mis peces eran pequeños y en
el pesaje esperaba un resultado nefasto, así fue, 10 puntos a la mochila que me
hacían terminar de manera amarga mi participación en el Iberian.
Quedaba la parte dulce, al poco
de terminar la manga, mis incansables informadoras, mi madre y mi novia, me
informaron de que Sergio Íñigo había ganado el Iberian, me daban ganas de no
recoger e irme a celebrarlo con él, tantas horas pescando juntos, tantas
competiciones vividas, hacen que disfrutes los triunfos de tus compañeros de
equipo casi como si fueran propios, grande Sergio, tu victoria y meter a 3 de
los 5 pescadores que entrenamos juntos entre los 10 primeros confirman que
hicimos un buen trabajo de entrenamiento. Ha sido un placer vivir este Iberian
con vosotros chicos.
Acaba aquí mi crónica personal del
Iberian, no quiero extenderme, ni tampoco dejar pasar, un tema que ha agriado
en parte mi participación en este Iberian; que cada uno se juzgue a sí mismo,
sólo diré que el reglamento lo conocemos todos y está para cumplirlo, no
podemos manchar una competición tan bonita como esta, no sé debe manchar
ninguna pero aún menos el Iberian Máster con todo lo que representa, no vale la
excusa de que hay gente que lo va a hacer seguro, o de que es la única manera
de coger un pez o de que la organización no va a hacer nada por impedirlo, esto
además es mentira pues me consta que el domingo hubo pescadores que recibieron
una llamada de atención por parte de la organización…. No voy a dedicar más
espacio al asunto…
Quedaba ya sólo la vuelta a casa,
con el cansancio, con la sensación de que puedo ser y no fue, con la tarea de
ir viendo todas la cosas que hice mal en la pesca de carrete, montajes
demasiado diversos, valía más tener varias inglesas montadas con +20 o +15 que
tener inglesas montadas de varias maneras distintas, la altura de los masivos
tampoco era la correcta, un masivo más alto te permite pescar encima del
escalón sin apoyarlo y que al bajar la línea el escalón el bajo se quede
perfectamente colocado para la pesca del carpín, el error de los ya mencionados
nudos en la línea, no mantener la calma en el cebado de inicio, en fin me
faltan horas de carrete en un escenario como aquel. Ha sido una experiencia que
he vivido de una manera intensa, por tanto las alegrías han sido grandes y las
penas también, toca descansar, asimilar los errores, aprender de ellos y
sobretodo celebrar por todo lo alto la victoria de mi amigo Sergio Íñigo. Ya
habrá tiempo de decidir más adelante como estamos de tiempo y de presupuesto
para asistir a la XIV del Iberian Master en 2019.
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