III Copa Mediterraneo - 2017

Como viene siendo habitual desde su primera edición, hace ya dos años, el último fin de semana de julio se celebró en las mediterráneas aguas del Real Club Náutico de Valencia la III Copa Colmic del Mediterráneo.






El evento, disputado a dos mangas, siempre es muy bien recibido por los pescadores, llenándose las plazas disponibles en un abrir y cerrar de ojos. Los competidores venidos de toda nuestra geografía dotan este Open de un altísimo nivel.



Uno de los mayores atractivos de este concurso es el escenario donde se realiza, la comodidad del sitio hace las delicias de cualquier pescador de corcheo y sus variables y diferentes pescas hacen que cada pescador pueda plantear la competición de una manera diferente teniendo opciones de ganarla. Desde estas líneas agradecer a Manolo y Joaquín como responsables dela sección de pesca del RCNV su permiso y su apoyo para que este evento salga adelante año tras año.



Antes de seguir, o de empezar más bien, esta crónica, debo hacer un alto en el camino para ensalzar la figura de los dos organizadores del evento, tanto Pedro Sánchez Morate como el ribereño José Eduardo Nogués ponen toda la carne en el asador para que no falte ni un detalle y todo salga a la perfección tanto antes como durante y hasta después de la competición.

Cuentan con el apoyo y el patrocinio de la marca Colmic y de las tiendas Armería Quinter y el Lloc del Pescador todos juntos preparan esta competición que resulta de lo más apetecible para el pescador.

Otro de los alicientes este año en la competición era la presencia de uno de esos pescadores “muy muy malos en el agua dulce”, malísimo, que buscaba su refugio en la modalidad de Corcheo Mar, el gran Mario Mateos debutaba en agua salada en este open y había ciertos comentarios sobre hasta dónde podría llegar…



Llegué al escenario el viernes a mediodía, con buen criterio, la organización, este año había conseguido tramitar los permisos necesarios para poder entrenar el viernes en el escenario, hay que resaltar que normalmente NO se puede pescar por libre en este muelle. Mucha alegría al saludar amigos de lejos con los que no suelo coincidir pescando a menudo y en seguida puesta en marcha a preparar materiales y cebos junto con mis amigos del Club Ubriqueño para pescar esta manga de entrenamiento y decidir cómo plantearíamos la pesca el sábado.

Me sorprendió y me alegro vivir de cerca la manera de trabajar del equipo del Ubriqueño, estos pescadores, esponsorizados por Colmic, trabajan como un equipo de verdad, la coordinación, la unión y la solidaridad con la que plantean los campeonatos es digna de elogio y los resultados obviamente están ahí.



Rápidamente el viernes se vieron varias cosas en el entrenamiento, mi cabeza empezaba a cavilar para sacar conclusiones, sabíamos que en anteriores ediciones, la parte izquierda del muelle, la que pega a la bocana, había dado más peces grandes de superficie, obladas y palometas fundamentalmente, este año la cosa seguía igual por lo que en esa zona la pesca a realizar parecía clara. Por la zona del medio había dos pescas, o buscar las grandes lisas pescando cerca del fondo, o ir rascando pequeños peces de medias aguas como jureles, bogas o pequeños espáridos. Hasta última hora de la tarde eso fue lo que había, pero de repente vi como mi puesto se llenaba de una mancha de peces pegados al muro del muelle, esos peces eran lachas, (Sardinella aurita) un pez muy parecido a la sardina con un comportamiento peculiar que me desesperó en un primer momento, llamé a mi buen amigo David González Guerra que estaba pescando a mi lado, él es infinitamente más pescador de agua salada que yo y en diez minutos que quedaban de luz me hizo razonar y me dio una clase magistral de como coger lachas, lo primero que vimos es que en la reducida boca de este pez no cabía un anzuelo muy abierto por lo que decidí pescarlas con el 128 de Hayabusa del número 18, lo segundo que vimos es que el pez comía siempre el cebo en movimiento por lo que lo ideal era pescar con un flotador pesado e ir moviendo el cebo donde estaba el banco de peces hasta que alguno comía el pequeño trozo de gamba que encarnábamos en el anzuelo. Otra cosa importante fue usar un bajo de línea más corto de lo habitual en esta modalidad, así resultaba más fácil clavar los peces.



Se hizo corta la tarde, cuando estás con buena gente y haciendo lo que te gusta suele ocurrir, recogimos ya anocheciendo y marchamos a casa a descansar ya que al día siguiente tocaba estar a tope para disputar las dos mangas.

Primera manga

La mañana del domingo la comenzamos preparando los engodos, usamos dos tipos de engodo, fundamentalmente la idea era hacer la pesca con el Fondo Céfalo de Colmic al que añadíamos colorante blanco de la misma marca y algo de pan rallado, con esta mezcla y si mojamos el engodo correctamente, añadiendo el agua poco a poco, conseguimos una mezcla perfecta para corchear en muchos tipos de escenarios. A parte preparamos un poco de pan duro remojado y escurrido por si había que hacer una pesca de lisas que en un principio habíamos descartado al verlo una táctica arriesgada para una competición a dos mangas al no ser estas muy habituales en el escenario. En el sorteo, comentando los peores puestos del escenario, hablé con mi amigo David, popularmente conocido en el mundo del corcheo como Canijo, que la parte de la derecha del sector de la izquierda me parecía la peor para caer, por competir contra los puestos de la bocana que a priori cogerían muchísimo más pescado, todavía se está riendo el Canijo de mi cara cuando saqué el 16, es decir justo la peor zona del escenario… No era lo deseado pero había que pelear todo lo que se pudiera para no hacer muy mal papel e intentar rematar la faena en la segunda manga. Monté varias boloñesas de 6 y 7 metros, Colmic tiene una amplia variedad de cañas para esta modalidad siendo las Fiume en sus diferentes acciones las joyas de la corona. También monté una pequeña caña japonesa de 4 metros, una Wonder recuerdo de mis días por Tenerife…con esta caña más corta podría pescar cerca del muro si era necesario buscar los peces ahí. Comenzó la manga con sorpresas pues mi vecino de la derecha tuvo un comienzo espectacular pescando lisas con una caña de diez metros con el carro valenciano, mientras tanto yo me dediqué a puntuar buscando jureles y pequeñas obladas hasta que vi pasar las lachas por debajo de mis pies recorriendo el muro de lado a lado, no era un banco excesivamente grande pero daba para pescarlas, ahí empecé mi batalla psicológica con ellas, al principio cebaba con continuidad y ellas se paraban a comer pero me desesperaba porque comían fatal mi cebo a pesar de estar allí. De repente vi que su actitud respecto a mi cebo era totalmente diferente si no cebaba. Opté entonces por aflojar mucho el ritmo de cebado e intentar pescar dos o tres peces cada vez que el banco pasaba por debajo de mis pies. Poco a poco fui corrigiendo cosas y fue aumentando el ritmo de capturas, terminó la manga y no sabía cómo había podido quedar en el sector, estaba tan absorbido detrás de las lachas que no tuve controlado el sector, el pesaje me trajo buenas noticias haciendo un quinto de sector con 2519 gr, se me escapó el cuarto por 48 gramos y el tercero por 89 gramos, dos lachas más me habrían hecho subir mucho, pero la igualdad fue extrema y nadie regalaba nada.



Afrontaba pues la segunda manga con opciones de estar arriba, un quinto puesto en sectores de dieciocho pescadores te deja opciones de todo si lo haces bien en la segunda manga, la moral subió también al saber que iba al puesto 5, un buen puesto cerca de la famosa bocana. Los rivales no eran fáciles, a mi izquierda tenía a Manuel Martinez, buen amigo y tal vez el pescador español con más éxitos en esta modalidad, era a la vez un hueso duro de roer y una buena referencia, a mi derecha estaba Rafa Nogués, otro grande de este mundo y que encima jugaba en casa y contaba con un valor especial, pescaba con la vieja silla de madera en la que hace más de cincuenta años pescaba su abuelo, a buen seguro le iba a dar suerte y venía de hecho de hacer un segundo de sector en la primera manga.


Segunda manga

En el cambio de manga dio tiempo de sobra para cambiar las cosas de puesto e ir a comer un bocadillo que suministraba la organización, además ahí se expusieron clasificaciones y dio hasta para charlar un rato con los compañeros, genial lo de disponer de un cambio de manga relajado no como ocurre en los campeonatos federados por ejemplo. Al volver a mi puesto antes de empezar a pescar me dio tiempo a volver a montar la caña de las lachas poniendo un flotador aún más pesado, vi que cuanto más rápido bajaba y subía el cebo, más franca era la picada, las lachas no comían el cebo estático. Opté por montarlo corrido para poder dejar bajar el cebo hasta la profundidad que quisiera y para clavar mejor al no tener que levantar el peso del flotador cuando clavaba, las japonesas son cañas muy parabólicas, demasiado para esta pesca pero había que adaptarse a lo que había.




Comenzamos la manga haciendo una pesca a 10-12 metros con flotadores ligeros buscando un arranque con palometas pero pronto vimos que sólo el punta tenía ritmo de peces grandes por lo que al ver que las lachas estaban allí, los tres nos pusimos a ellas, pescábamos similar pero no igual, Rafa cebaba en abundancia, aglutinaba en su puesto multitud de peces, Manolo, a mi izquierda cebaba muy precavido e intentaba pescarlas cuando pasaban por allí, yo en medio hice la apuesta de no cebar nada, el banco estaba continuamente pasando de un puesto a otro buscando el engodo que caía y yo a cada paso del banco le arrancaba tres o cuatro peces, hubo ratos muy buenos que conseguí hasta pescar con asticot atravesado en el anzuelo como si fueran alburnos, llevaba buen ritmo pero tenía parones, momentos en que me desconcentraba y perdía tres o cuatro peces seguidos, en cambio mis compañeros no aflojaban, cuando quedaba media hora empecé a hacer números, ellos me ganaban por poco, pero me ganaban, por la información que me llegaba, en la otra zona del sector nadie llevaba un ritmo como el nuestro, por tanto pensé que era el momento de arriesgar, me fui a pescar por delante con pan, a intentar coger una lisa que me diera la victoria, entonces, para frenar el rimo de peces de mis rivales comencé a cebar con muchísimo ritmo en la orilla, con esto conseguía volver locas a las lachas e intentar que no las cogiera ni yo ni ellos, “déjamelas tranquilas” me comentó uno de ellos entre risas, estábamos compitiendo y yo tenía que usar las armas legales que tenía para ganarles, la lisa no apareció por desgracia y el pesaje confirmó que había hecho una buena pesca pero no lo suficiente para estar arriba del todo. Mis 4,87 kg se quedaron no muy lejos de los 6 kg que le valieron a Manolo el primero de sector, los 5,57 kg que le dieron a Rafa el segundo y los 5,135 kg que le dieron al punta el tercero de sector.

Acabó la competición y era la hora de sacar la calculadora, en esta modalidad las clasificaciones son más complicadas de hacer pues un primero de sector no vale siempre lo mismo, en un caso como este con tres sectores, los campeones de cada sector, según su peso obtenían 1, 2 o 3 puntos, los segundos de sector obtenían el 4, el 5 y el 6, así sucesivamente hasta completar todos los pescadores.









Fue el sistema de puntuación el que decidió la victoria final, siendo el vencedor Manuel Martínez con un total de 8 puntos (un tercero de sector y un primero de sector) mientras que Vicente Cano quedó segundo con 9 puntos (un segundo de sector y un primero de sector), el pódium lo completó Rafa Nogués también con 9 puntos (dos segundos de sector).

Mención aparte merece Manuel, no sólo por este triunfo sino por la extraordinaria trayectoria que ha hecho este año tras su vuelta a la competición después de un tiempo en el dique seco. Este año ha sido capaz de ganar los tres Open más importantes de corcheo en los que ha participado, Almería, Estepona y Valencia, bravo Manuel, sigues demostrando que eres uno de los grandes.

No acabó aquí el Open del Mediterráneo, la organización nos tenía preparada una rica cena que disfrutamos en el mismo escenario entre risas y felicitaciones. Gran ambiente el del evento, organización perfecta, premios inmejorables, volveremos sin duda el año que viene.

En lo que se refiere a la competición terminé sexto de la general, entre más de 50 pescadores y siendo madrileño como recordaron con guasa en la entrega de premios, puedo darme por satisfecho. Acaricié con la yema de los dedos puestos más altos quedando muy cerca del cuarto y del quinto pero no pudo ser. Faltaba descubrir el otro misterio, que había hecho Mario Mateos en la general, acabó en un meritorio decimoséptimo lugar, para no haberse manchado nunca con agua salada un gran puesto, si le dejamos entrenar dos o tres días no le gana nadie!!!! Bravo Mario por dar un apoyo con tu presencia a esta modalidad.

Tocaba despedir a los amigos y retirarse a descansar, había sido un día largo, intenso, pero sobretodo agradable. ¡Aquí un servidor se apunta ya para la siguiente edición!


Texto: Valerio Chumillas. FotografíaValerio Chumillas.


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