En esta entrada espero describir la primera parte de mi r
eciente viaje de pesca a Reino Unido. He dividido mi relato en tres partes para no saturar a los lectores con un texto interminable y decenas de fotografías.
A finales del pasado año Coral y yo empezamos a plantearnos una pequeña escapada a Irlanda en busca de verdes paisajes y peces como bremas, percas y gardones. Tras investigar un poco y, siguiendo los consejos de mi amigo Alan (http://extremadurafishing.com/) decidimos cambiar Irlanda por Reino Unido.
Paul, un buen amigo de Alan, se
ofreció para servirnos como guía y mostrarnos los métodos y técnicas que utilizan allí. Con su experiencia y su profundo conocimiento de los escenarios locales el éxito parecía asegurado.
A principios del mes de mayo tomamos un vuelo a Londres y, desde allí, un autobús a Milton Keynes.
Milton Keynes es un moderno municipio situado a 55 millas al norte de Londres. A orillas de los ríos Ouzel y Great Ouse, atravesado por el Gran Union canal y con decenas de pequeños lagos situados en parques, es un
emplazamiento idílico para la pesca.
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En nuestro primer día la lluvia y el viento fueron protagonistas. |
El primer día de nuestro viaje acompañamos a Paul a una antigua cantera de arcilla situada muy cerca de Milton Keynes. Este escenario dispone de dos zonas de pesca muy diferenciadas: una con gran profundidad (entre 8 y 10 metros) y otra mucho más somera (2 - 3 metros). En los días anteriores a nuestra llegada hubo una
gran bajada de temperaturas y un brusco cambio en la dirección del viento. Si sumamos esto a que algunos peces empezaban a entrar en época de freza nos hizo pensar que coger peces no iba a ser tan sencillo como esperábamos.
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Esperando la picada. |
Empezamos pescando la zona profunda pensando que las bremas y los grandes gardones habrían buscado aguas profundas debido a la bajada de temperaturas y el fuerte viento. El lago presentaba un aspecto inmejorable: orillas limpísimas con pequeñas playas de grava, agua transparente y abundante vegetación tanto fuera como dentro del agua. La actividad de los peces parecía nula pero eso no nos desanimó para lanzar nuestros cebadores.
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Así se accedía a nuestro puesto. |
Nos pusimos las botas para pescar desde dentro del agua y lanzamos nuestros cebadores a unos 30 metros de distancia. Sabíamos que las bremas tardarían en llegar y que debíamos de ser pacientes. Pero
las horas empezaron a pasar y no veíamos ni una misera picada... El viento cada vez soplaba con más fuerza y empezábamos a desesperar. 5 horas después decidíamos recoger y volver al hotel. El viento, la lluvia y la inactividad de los peces nos hacía perder el primer asalto.
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La punta de la caña no se movió en todo el día. |
El segundo día decidimos volver a la antigua cantera. Pensábamos buscar un puesto protegido del viento donde hubiese algo actividad. Pero nada más lejos de la realidad. Las condiciones del lago, en cualquiera de sus orillas, era muy difícil. El viento azotaba cambiando de dirección por momentos y, lo que es peor,
no observábamos actividad alguna en el lago.
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Diminutos (y sensibles) flotadores para los gardones. |
Paul decidió buscar un lago más pequeño y protegido para intentar salvar la segunda jornada con algún pez. Visitamos varias lagos (todos ellos dentro de parques) y finalmente nos decidimos por uno situado en el centro de un parque pero rodeado por una gran masa de arboles. Compramos algo de pan de molde y cambiamos nuestras cañas de feeder por cañas de inglesa. Cebamos con unos pegotes de "mash bread" y empezamos a pescar con
diminutos flotadores de inglesa. No tardó mucho mi veleta en desaparecer bajo la superficie. Conseguí mi primer pez en aguas británicas: un
pequeño gardón.
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Como cebo: "bread punch". |
Las horas posteriores conseguimos sacar varias decenas de gardones, todos de pequeño tamaño. Incluso una diminuta perca decidió atacar el trozo de pan atravesado en mi anzuelo. Los montajes utilizados eran realmente ligeros. Líneas muy finas con bajos de 0,08 mm y anzuelos nº 18 o 20 de alambre fino. Como cebos únicamente bread punch (pan de molde) y pinkis rojos.
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Uno de los gardones que nos ayudó a salvar la jornada. |
Habíamos salvado el segundo día de pesca y todavía nos faltaban un par de jornadas para enderezar la situación. Estábamos seguros que los días siguientes el tiempo mejoraría y podríamos sacar muchos más peces.
Texto: Daniel Porto. Imágenes: C. Rubio y Daniel Porto.
Excelente reportaje!!! Esperando los siguientes...
ResponderEliminarGracias Victor! Pronto subiré los siguientes.
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